Crueldad sin pena ni clemencia

Por Gerardo E. Alvarado León

En el hecho más reciente, informado ayer pasadas las 2:00 p.m. en la urbanización Caparra Terrace de Puerto Nuevo, un bebé de cinco meses fue hallado muerto dentro de un congelador luego de que supuestamente su padrastro lo colocara allí. El hombre habría tenido un incidente de violencia de género con su esposa y madre del menor.

En el otro caso, ocurrido anteanoche en la comunidad Antigua Vía de Cupey, un niño de 11 años murió en un tiroteo supuestamente dirigido a un tío suyo, quien estaba libre bajo fianza por delitos relacionados con sustancias controladas. El tío también fue ultimado.

Si bien aún se debate que el narcotráfico y la violencia intrafamiliar pueden o no estar relacionados, no cabe duda de que ambos males están acabando con gente que ni puede defenderse, o sea, vidas inocentes.

Las explicaciones pueden ser muchas, pero sobresalen dos: mentes que piensan que los niños, ancianos y otros grupos vulnerables no aportan a la sociedad; y criminales cada vez más jóvenes -posiblemente hijos de delincuentes- que no miden ni analizan las consecuencias de sus actos.

"Para algunos, los viejos, los niños y las personas con impedimentos son seres innecesarios en la sociedad porque no producen riqueza y no participan activamente en la toma de decisiones. Por ende, se genera cierta marginación hacia estos grupos al considerarlos inútiles, inferiores o prescindibles. De ahí que a algunas personas les dé igual que los maten o no", indicó la psicóloga social comunitaria María de Lourdes Lara, directora ejecutiva de la Fundación Agenda Ciudadana.

Médicamente está comprobado que la parte del cerebro encargada de la toma de decisiones -la corteza prefrontal- termina de desarrollarse entre los 18 y 20 años, por lo que las personas entre esas edades y menos no ponderan sus actos. Su cerebro está configurado para actuar impulsivamente y buscar sensaciones nuevas.

"En la juventud es cuando más se delinque porque se es más temerario. Antes los que corrían los puntos de droga eran adultos y abuelos, pero ahora es gente mucho más joven. Estos jóvenes no tienen prudencia, ni siguen los códigos de los delincuentes de antes", dijo el criminólogo Gary Gutiérrez.

Sus palabras ejemplifican el caso del niño de 11 años y su tío, identificados por las autoridades como Christian Nieves Adams y Eric Adams. Ambos fueron ultimados por cuatro sicarios que entraron al apartamento del tío...

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