Cuadrícula

Angélica Plá

A la mayoría no le sirve de nada la apertura de un nuevo expreso si las calles por las que transita no ven trabajo en más de una década. Decisiones azarosas demuestran la inconsistencia, la falta de planificación reconocida por todos, que renueva sus votos mediocres cada cuatro años.

El viejo contador de mi casa, a pesar de sus años, funcionaba bien. Un día dos hombres contratados por la AAA rompieron la acera, instalaron uno nuevo. Una brigada vendría luego a reparar la acera; lo del cemento era otro asunto. Dicen que la computadora escogió al azar cuáles contadores debían cambiarse. A la semana el nuevo ya estaba roto y el agua ahondó el hueco en la acera. Ya han pasado seis meses. Ni la AAA ni el personal de la ciudad patria se han dignado atender la querella. Pintaron las esquinas de amarillo, muy loable, y en contraste, los hoyos de las calles y las aceras rechinaban su abandono.

Mi barrio es igual que otros. Para accederlo debe zurcir su camino entre drones anaranjados (el tipo que los fabrica es uno de los que está "en las papas"). Dicen que a la construcción le...

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