Cuatro gatos maullando por un mejor país

Por Benjamín Torres Gotay

btorres@elnuevodia.com

Son gente por lo general feliz. Pero al pensar o hablar del estado del país se le desvela el desasosiego en la mirada. Saben que les ha sido arrebatado por la corrupción, la violencia, la mediocridad, el oportunismo y el abuso en todos los órdenes.

Mas no encuentran cómo evitarlo. Cada día son menos. Y lo saben.

En estos días en que empieza a tomar forma la campaña electoral, el desasosiego de esta gente aumenta exponencialmente. Ven que la campaña perfila igual que muchas otras antes, basada en frases huecas, promesas vagas, ausencia de imaginación, ataques personales, mentiras descaradas y engaños monumentales y pierden la poca esperanza que, en algún momento de debilidad, logran sentir.

¿Quiénes son, pues, estos tristes ciudadanos condenados a vivir en ese estado de permanente aprensión?

Son los cuatro o cinco gatos y gatas que sienten primero por el país y después por ellos, que entienden la grave crisis social y económica en la que estamos sumergidos, que se preocupan por tratar de entender la naturaleza de nuestros problemas y, aunque sea difícil, de ejercer con responsabilidad y decoro el derecho al voto que le es otorgado cada cuatro años.

Ellos saben que lo que ellos piensen o sientan al final valdrá poco o nada, porque, como sabe todo el que lea algo de prensa o escuche un poco de radio de noticias o comentarios, son muy pocos los que tienen esas preocupaciones.

Son víctimas de lo que el gran escritor argentino Jorge Luis Borges llamó "el abuso de la estadística" que representa la democracia, pues son muchos más los que ni entienden ni les interesa entender el país, que viven pendientes al chisme, al relajo, a la dependencia y a su finca privada, y aun así van y votan y su voto cuenta igual que cualquier otro.

Los más son los que llaman "el corazón del rollo", una manera elegante que se ha encontrado en este país para calificar a las legiones de fanáticos que siempre encontrarán bonito y bueno lo que digan o hagan los de su partido, y feo y malo lo del contrario.

Se estima que cada uno de los...

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