Cuba: cinco años después

ESCRITOR

La lejanía del líder de la revolución de 1959 y por muchos años poseedor de los máximos cargos del país abrió una interrogante que, un año después, comenzó a tomar forma: ¿sería igual una Cuba sin Fidel al frente que la Cuba gobernada por Fidel? Hoy, cinco años después quizás resulta posible aventurar una respuesta de ciertas sonoridades socráticas: la Cuba de hoy es la misma de Fidel, pero a la vez bastante diferente de la que gobernaba Fidel.

Sin que las esencias del sistema socialista cubano y su proyección política hayan cambiado sustancialmente, las estructuras y concepciones sociales y económicas han sufrido una violenta revulsión, muy visible en dos o tres renglones altamente significativos: cambio total del equipo de gobierno encargado de la economía (y no sólo la economía), reanimación y ampliación del trabajo por cuenta propia y las potencialidades de la propiedad privada, guerra a la corrupción de alto nivel, modificaciones de la retórica triunfalista por otra más realista. entre otras variaciones.

En los cinco años transcurridos quizás la mayor transformación haya radicado en el cambio de una visión política de la economía por el de una visión económica de la política. La revelación de las proporciones de la ineficiencia económica imperante en el país empujó hacia un necesario saneamiento de sus mecanismos financieros, productivos, comerciales como condición para la supervivencia de un modelo político. De ahí la derogación de medidas de puro carácter político que impedían la recaudación de circulante (telefonía celular, venta de equipos electrodomésticos y de computación, apertura de las instalaciones turísticas a los ciudadanos cubanos, etc.) y otras incluso más profundas como una nueva repartición de las improductivas tierras estatales a productores privados y la apertura de la microempresa individual o familiar como fuente de creación de bienes y recursos, de recaudación de ingresos por impuestos y de absorción de mano de obra, justo cuando el gobierno "descubría" que el pleno empleo cubano escondía la existencia de más de un millón de trabajadores pagados por el Estado sin real contenido de trabajo.

A los que hemos vivido en Cuba todos estos años casi nos parece increíble que lo evidente por fin se haya hecho política de Estado con la eliminación de métodos de movilización social tan arraigados como el del trabajo voluntario, por ser considerado improductivo e irrentable; de las...

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