Cumple el Cuarteto Casals

Por Luis Hernández Mergal

Especial El Nuevo Día

En este caso, la yuxtaposición del "Cuarteto para cuerdas en sol menor, op. 32, núm. 5", del compositor italiano del período clásico, Luigi Boccherini, con la del "Cuarteto para cuerdas núm. 1" del compositor vanguardista húngaro György Ligeti, ha sido un gran acierto, sobre todo gracias a la impecable ejecución de ambas obras que presentó este polifacético conjunto español.

El primer movimiento del Boccherini, "Allegro comodo", fue un perfecto ejemplo de la galantería del clasicismo. La interpretación del Cuarteto Casals se cimentó en un evidente conocimiento del estilo, con un acoplamiento perfecto, buena técnica de los instrumentistas y un balance excepcional. El sonido liviano del "Andantino" contrastó con un "Minuetto con moto" que mostró ciertos atisbos, acertadamente subrayados por los músicos, de lo que más adelante será la abrumadora energía del scherzo beethoveniano. El "Allegro giusto" fue interpretado con la gracia y jovialidad de un finale modelado evidentemente en Haydn, con las características salidas sorpresivas del padre del clasicismo vienés.

El Cuarteto Casals ofreció una impresionante versión de la segunda obra, subtitulada "Metamorfosis nocturnas", que muestra a un Ligeti todavía muy vinculado a sus raíces húngaras y al modelo de su compatriota Bartók, explorando toda la gama de posibilidades tímbricas de los instrumentos -glissandos, pizzicatos y armónicos en todo tipo de fascinantes combinaciones- y manejando con pasmosa desenvoltura una técnica compositiva que eventualmente lo colocará entre los grandes...

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