Dale, al fin se acabó la crisis económica

RAFAEL TORRECH SAN INOCENCIO

HISTORIADOR

La ferretería fue una cátedra sobre el protocolo boricua de la calidad en servicios. Para los empleados uno es un ser invisible. Por fin uno me dio el gesto de asco que me inunda cuando voy por el expreso detrás del furgón de la basura, y me advirtió: "Le llamo al técnico. Pero ¿sabe?, puede tardar meses". ¿Deja vu?

Cuando emergió el taciturno gurú de las podadoras, con una mirada confirmó todos mis temores: "Vaya a un negocio en la carretera vieja de Caguas", dijo. "Quizás allá puedan"... La sobredosis de contrariedades ya me pesaba más que montar la repudiada podadora nuevamente al carro.

Llamé y tampoco reparaban esa podadora. Me refirieron a la distribuidora en Toa Baja: "A ver si..." La telefonista de la distribuidora pasó velozmente la llamada a servicio. Escuché la sinfonía sincopada de timbres repetidos. Visualicé al técnico, de bata blanca, resucitando cardiovascularmente a una infeliz podadora postrada con las ruedas arriba. Al rato regresó la dama: "¿No le contestaron?", y sin esperar respuesta me presentó el dilema del día: " ¿Es residencial o industrial?". En la...

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