Debate

Ruth Merino Méndez

¿Por qué? Muy sencillo: estoy segura de que ya escogió al hombre que usted quiere que triunfe en noviembre. Y, por lo tanto, interpretará todo lo que escuche y vea desde ese particular punto de vista.

Si todo es cuestión de percepción, quizás este ritual político no es otra cosa que un fútil ejercicio retórico. Tal vez Obama tuvo una actuación tan deslucida en el primero porque lo consideró así. Es como si el presidente hubiera musitado esa mañana mientras se afeitaba: "Los que me apoyan, me apoyan, y los que están en mi contra, seguirán ahí. ¿Qué gano con esto?".

¿Y los indecisos, señor presidente? Tiendo a creer, a propósito, que los indecisos son más bien los que prudentemente callan, pero las encuestas destacan su presencia (o, más bien, su indecisión) tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico.

Y en el segundo debate justamente 80 indecisos fueron escogidos para someter preguntas a los candidatos. (Me hubiera gustado saber si al final de la noche ya sabían por quién votarían). Fue precisamente en ese segundo debate que...

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