Deficiencias a granel

Por Joanisabel González

joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com

Los señalamientos aparecen detallados en tres informes separados del Inspector General de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (OIG-FDIC, por sus siglas en inglés), divulgados hace unas semanas.

Además de las deficiencias que identificó el regulador federal, y que propiciaron el colapso y posterior venta de activos a Banco Popular, Scotiabank de Puerto Rico y Oriental Financial Group, los informes también revelan que durante los pasados cinco años, los reguladores seguían muy de cerca las operaciones de los bancos colapsados y articularon una estrategia abarcadora desde la oficina regional de la FDIC con sede en Nueva York, para supervisar el sistema bancario de Puerto Rico.

Como parte del proceso, el Comité Regional de Riesgo de Nueva York (NYRO) identificó a Puerto Rico en sus informes como "un área de riesgo único" en el 2006. La estrategia habría permitido el cierre ordenado de las entidades en abril del año pasado por parte de la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras (OCIF) y los reguladores federales.

De acuerdo con los reportes, de unas 150 páginas en total y suscritos por Stephen M. Beard, Inspector General Auxiliar para Pérdidas Materiales, durante el período 2005 al 2009, los bancos colapsados exhibieron decenas de deficiencias operacionales que quedaron constatadas en diversos exámenes efectuados por los reguladores.

Aunque las deficiencias varían según cada caso, éstas redundaron en órdenes informales por parte de los reguladores, memorandos de entendimiento, órdenes de cese y desista (las únicas que los reguladores hicieron públicas) y hasta en degradaciones a la clasificación operacional y gerencial de los bancos, según un sistema especializado de clasificación conocido como Camel.

Esto, a pesar de que los bancos cumplían con el requisito de buena capitalización.

Empero, en diversas instancias, ni las juntas de directores ni la gerencia de las entidades bancarias acogieron o atendieron a tiempo las críticas de los examinadores.

En las tres entidades aparecen como denominador común deficiencias en la suscripción y supervisión de los préstamos otorgados y potenciales violaciones a los límites relacionados con concentración de préstamos o no cumplimiento de guías como las relacionadas con préstamos de construcción, el establecimiento de reservas para préstamos y arrendamientos, entre otras.

Según la OIG-FDIC, las deficiencias tuvieron como telón de fondo una "severa" recesión, la competencia intensa entre las diez instituciones bancarias que operaban en ese momento y las cooperativas de ahorro y crédito, y hasta legislación local y federal. Entre éstas: el fin de la sección 936 y la creación de la compañías de inversión de Puerto Rico, conocidos como los fondos mutuos locales.

Estas medidas terminaron asestándole un golpe al sistema bancario en lo que respecta a la atracción de depósitos básicos (los que aportan consumidores y empresas de la comunidad donde opera la institución), lo que a su vez, les empujó a recurrir a los depósitos negociados (los que se gestionan en los mercados) como fuente de fondos de bajo costo, situación que se llevó al extremo en algunas de las instituciones.

Westernbank

"Westernbank fracasó porque la junta de directores y la estrategia prestataria de la gerencia se enfocó en crecimiento sin asegurarse de que las prácticas para el manejo de riesgo crediticio fueran a la par con una cartera de préstamos cambiante", reza el informe en torno al banco mayagüezano, que se estima le costará al Fondo de Seguro de Depósitos (FSD), que maneja la FDIC, unos...

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