Deja el diamante y toma la cancha

Por Carlos Rosa Rosa

crosa@elnuevodia.com

"Cuando chiquito, quería ser como papá. Lo veía como una leyenda", recordó Santiago, hijo, ahora jugador de los Indios de Mayagüez en el BSN.

Por dos décadas, Benito Santiago fue un destacado receptor en el mejor béisbol del mundo. Fue Novato del Año con los Padres de San Diego en el 1987; fue seleccionado cinco veces al Juego de Estrellas, y ganó tres Guantes de Oro. Militó con nueve organizaciones hasta el 2005, siendo uno de los receptores más defensivos de su época.

Benito, hijo, tuvo la intención de seguirle los pasos, pero no llegó ni a primera base. Jugó béisbol desde pequeño. Se desempeñaba en la inicial y en los jardines. Nunca fue receptor. "No tenía las rodillas para hacerlo. Mis rodillas eran malas. Trataba pero no podía", confesó.

En la escuela intermedia, Benito, hijo, se enamoró del baloncesto y comenzó a compartir ambos deportes. "Jugaba pelota, pero pensaba en el baloncesto".

Llegó a la universidad y su pasión por el baloncesto aumentó. Se alejó del diamante por un tiempo, pero retornó a él en la Universidad de Lon Morris, en Texas. En su segundo año, Benito, hijo, jugó y lució con el madero al promediar .357 con cinco jonrones y 23 carreras remolcadas en apenas 20 partidos. También se robó 26 bases, exhibiendo una gran velocidad para un jugador, de 6'5" de estatura en la primera base.

Su desempeño llamó la atención de los escuchas. Y los Cachorros de Chicago lo seleccionaron en la ronda 31 del Sorteo de Novatos del 2010.

Benito, hijo, iba encaminado a seguirle los pasos a su padre. Y Benito, padre, parecía entusiasmado.

"Papi trabajó conmigo. Entrenamos para ponerme más fuerte", dijo.

Sin embargo, la firma con los Cachorros nunca se...

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