Delirio

MAYRA MONTERO

ESCRITORA

El episodio, totalmente verídico y contado por una periodista de este diario, es como sigue: llegaron dos empleados de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) a la propiedad que el representante posee en Aguadilla.

Ojo: no eran dos empleados cualquiera. Uno era el gerente operacional de servicio al cliente en Aguadilla, y la otra, una oficial de prensa de la AAA. ¿Qué hacía una oficial de prensa en un sencillo trámite de inspeccionar dos contadores de agua? No lo sé. Es posible que estuviese allí acompañando a la periodista que hizo la nota. El caso es que, cuando estos dos empleados llegaron a la residencia del legislador, supuestamente no había nadie en la casa. Poco después, llegó en su carro el padre de Rivera Guerra, un señor llamado Rivera Castro.

Este padre se plantó frente a los empleados de Acueductos y les informó que su hijo llegaría en una hora. Entonces, mirándolos de arriba abajo, añadió: "No van a pasar hasta que él llegue. Si él quiere dejarlos pasar, él los deja pasar".

Caigo de rodillas ante tanta elocuencia.

Cualquiera diría que los funcionarios de Acueductos, que están allí pagados con dinero público, decidieron que aquello era una farsa y se largaron para no perder más tiempo. Pero no fue así. El gerente operacional y la oficial de prensa se quedaron a esperar por el representante, humildes bajo el sol, contando los minutos. Hasta que salió la abuela.

La abuela de Rivera Guerra, que se llama Áurea Castro, fue donde los empleados de Acueductos y les gritó que "no era cierto que su nieto se estuviera robando la luz".

Alguien debió explicarle a la buena señora que una cosa es una cosa, y otra es otra. O sea, que Acueductos se encarga del agua y no de la luz. Pero ella no les dio tiempo a nada, porque enseguida agregó: "Éste es un terreno de herencia y yo se lo di".

Con lo cual, supongo que quiso decir que si ella se lo dio, San Pedro se lo bendijo, y no hacían falta ni permisos, ni contadores, ni papeleo del CRIM, ni mucho complicarse el alma para construir "la piscinita".

Lo de la piscinita es surrealista. El padre del legislador, en su afán por ayudar al hijo, argumentó lo siguiente: "Es una piscinita que cuando cae agua de lluvia la llena para tener agua en los 'toilets'".

No entiendo nada. ¿Quién construye en su casa una piscina para saciar los inodoros?

Esto es fuerte. Y lo hubiera sido más si en ese momento no aparece la tía del legislador. La tía es una especie de "deus...

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