El delirio de los pingüinos

Por Luis R. Trelles

Especial El Nuevo Día

La exposición antológica de su trabajo que comienza mañana en el Museo de Historia, Antropología y Arte en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, revela nuevamente el ingenio de un escultor esencial para la Isla, tanto por la obra que realizó como por su larga trayectoria como maestro y formador de nuevas generaciones.

"No creo que la gente tenga conciencia de todos los campos que cultivó", menciona su hija, la Dra. Carmen Vázquez Arce. "No solo fue escultor sino que también practicó la ebanistería fina, mascarillas mortuorias, medallas. Sobre todo, destaco los bustos porque en Puerto Rico usualmente venía gente de afuera a hacerlos", añade quien es una de las organizadoras de la exhibición.

No solo de pingüinos vivió el escultor español, que se exilió en Puerto Rico en el 1940 luego de la cruenta Guerra Civil en su país. La variedad de técnicas que practicó Compostela (el apodo surge de su ciudad natal, Santiago de Compostela) queda evidenciada en la muestra.

Con su llegada al País comenzó una labor docente en la Universidad de Puerto Rico que luego se extendería al Instituto de Cultura Puertorriqueña y a la Escuela de Artes Plásticas. La escasez de talleres escultóricos en aquel momento lo llevó a hacer un trabajo pionero que le ha ganado el título de "padre de la escultura puertorriqueña".

Los bustos y mascarillas que realizó de personalidades importantes fueron fundamentales en el desarrollo del oficio a nivel local. Por un lado, se encuentran las mascarillas mortuorias que hizo del líder nacionalista Pedro Albizu Campos y del poeta español radicado en Puerto Rico, Juan Ramón Jiménez y, por otro, están sus esculturas abstractas, hechas a base de cantera del País.

"Hicimos una superselección de todas las piezas, para hacerle un homenaje", expresa Flavia Marichal, cu radora del Museo de la Universidad. "Entre los bustos destacados se encuentran los que realizó de Antonio S. Pedreira y Hostos".

Son las esculturas de animales, en especial las de pingüinos, las que constituyen la faceta mejor conocida del artista fallecido en el 1988. En ellas encontró el medio idóneo para desarrollar un mundo autocontenido donde reflejaba la condición humana.

Arce Vázquez, que ha estudiado a fondo su obra...

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