A la deriva y sin esperanza

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Esta semana "The Master", largometraje de The WeinsteinCompany, llega a nuestros cines derrumbando esas nociones convencionales de cómo ponerle etiquetas mercadeables a películas.

Los $ 40 millones que se rumoran que se gastaron en el nuevo filme de Paul Thomas Anderson (Tere Willy Be Bloom, Punch Frank Leve) están todos en la pantalla: en su recreación exquisita y detallada del final de la Segunda Guerra Mundial, en el desarrollo de los 50 y en la maravillosa cinematografía de Mihai Malaimare Jr (Tetro, Youth Without Youth).

Sin embargo, la propuesta de su director es la definición del espíritu del cine independiente. La satisfacción emocional del espectador no está incluida en la agenda de un director cuya única ambición es expandir los límites de lo que se puede hacer con el medio como arte.

Esto no significa que el filme sea un monumento hueco al ego artístico de un director. "The Master" no solo es uno de los mejores filmes de este año, la producción también es indiscutiblemente uno de esos momentos históricos en los que el séptimo arte se redefine para cristalizar logros que no se habían logrado hasta ese momento.

Lo que es importante mencionar es que lo que va a ser celebrado como un triunfo por los que amamos este medio, podría ser una experiencia lacerante y tediosa para aquellos cinéfilos casuales que van al cine en busca de placeres superficiales y viscerales.

Aunque el director maneja todos los recursos del medio para crear un estado de hipnosis sensorial para el espectador, la cinta no deja de ser una experiencia diseñada para apelar e invadir el intelecto.

Todo esto se logra contrastando las vidas de dos hombres que aparentan ser completamente opuestos, pero los virajes del destino demuestran que esta es una noción que eventualmente puede ser derrumbada.

A pesar de no ser el personaje titular, el protagonista del filme es Freddie Quell (Joaquín Phoenix), un soldado que carga con los traumas de la Segunda Guerra Mundial en cada fibra de su cuerpo.

La película comienza justo antes de que Quell salga del ejército para tratar de reintegrarse a la sociedad, pero aun rodeado de hombres que han pasado por las mismas experiencias, queda claro que la frecuencia mental del personaje ha sido alterada permanentemente. Es por esta razón que no es ninguna sorpresa que Freddie no pueda retener ningún tipo de trabajo, sus arranques de violencia y comportamiento sexual inapropiado se convierten...

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