Un derrumbe de una tremenda magnitud

Por Benjamín Torres Gotay

btorres@elnuevodia.com

Estaba casado con la mujer del tiempo de Noticentro, Deborah Martorell, con la cual levantaba una linda familia que era material cotidiano de las revistas de farándula. Dirigía la Policía Municipal de San Juan, que es la tercera fuerza de seguridad pública más importante del país después de las agencias estatales y federales.

Antes de eso, había sido un condecorado oficial de las Fuerzas Unidad de Rápida Acción (FURA), el brazo de la Policía encargado de la vigilancia de las costas y, en otro tiempo, nos mostraba a diario desde el helicóptero de Noticentro los sinsabores de las congestiones de tránsito que entorpecen la vida en nuestra caótica ciudad capital.

Con su inmenso bigote de galán de los años 70, gafas de policía y voz grave, era el arquetipo del oficial de ley y orden al que algunos, ocasionalmente, llegan a tenerle cierta confianza.

Si es verdad lo que dicen de él las agencias federales y estatales de ley y orden, el coronel Cordero tenía a otro por dentro.

Y qué otro.

Cordero es investigado por presuntamente abusar sexualmente de una hija, está acusado a nivel estatal de agresión sexual contra una amiga de esta hija que era menor de edad al momento de los supuestos hechos, y ayer le cayó el peso de 22 cargos federales por producción y posesión de pornografía infantil.

Pocas veces hemos visto en este país un derrumbe de esta magnitud, una caída así de...

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