El desafío de hacerse escuchar

Por más de diez años, el sociólogo mexicano Pablo Collada ha estado estudiando la manera en que se relacionan el poder y la ciudadanía en las democracias de América Latina. El panorama no siempre es halagador.

Por lo general, dice Collado, se trata de democracias jóvenes que rara vez han desarrollado los mecanismos institucionales que viabilicen una relación constructiva con los gobernados. Cuando dichos mecanismos existen, son insuficientes. Existe, además, una gran apatía. Pero también hay rayos de esperanza.

En México, Chile, República Dominicana, Paraguay, Ecuador, Colombia, hasta en Puerto Rico, están surgiendo movimientos que educan a las poblaciones sobre la importancia de insertarse en los debates públicos, en reclamo de las necesidades de los más vulnerables, buscando -y a veces logrando- que se les haga parte de la toma de decisiones.

Crear conciencia de la importancia de esas acciones y promover los mecanismos que viabilicen la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones es la misión de la Fundación Ciudadano Inteligente (FCI), con sede en Chile y que dirige Collada.

Por invitación de Espacios Abiertos, una organización no gubernamental boricua que lucha aquí por los mismos objetivos que la FCI, Collada estuvo hace poco en San Juan, donde conversó con El Nuevo Día.

La necesidad de movilizaciones civiles para hacerle frente al poder público se da cuando las democracias no responden a las necesidades de la ciudadanía. ¿Cuál es el principal problema de las democracias en nuestra región, en América Latina?

—En América Latina, son democracias muy jóvenes, nacidas después de procesos dictatoriales. Son democracias inmaduras en términos institucionales, de repartición del poder, etc.

Cuando dice que no escuchan, supongo que se refiere a la población, porque a alguien escuchan, obviamente.

—Claro. El tema tiene que ver con democracias que no tienen mecanismos formales para vincularse con la ciudadanía y que, cuando los tienen, muchas veces son mecanismos totalmente insuficientes. Una ciudadanía que cada vez tiene más ganas de participar no encuentra esos espacios. Evidentemente, existe el elemento de las elites y la concentración del poder. Ahí sí se escucha mucho y hay mucha relación e intereses.

Cuando hablamos de mecanismos de interacción entre el poder y la ciudadanía, ¿qué ejemplo se puede mencionar de algo que haya funcionado?

—No hay un mecanismo de escucha que sea como una bala de plata que aplique para todos, porque...

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