DESAFÍO EN EL MAR

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Con mucha emotividad e inteligencia, el filme, que estrena hoy en Puerto Rico, logra capturar el espíritu de Jay Moriarty, un joven que a los 15 años decidió desafiar todas las expectativas y entrenar para surfear la ola más grande y poderosa del mundo.

El modelo más evidente para este filme es "The Karate Kid" (1984), otra historia en la que un jovencito sobrepone sus limitaciones físicas y emocionales cuando una figura paternal lo entrena en el deporte titular.

De hecho, los productores de este filme no tienen ningún tipo de reparo en hacer alusión a ese filme. Elizabeth Shue, la novia de Ralph Macchio en ese clásico ochentoso, interpreta a la madre soltera de Moriarty.

Sin embargo, esta producción tiene algo mucho más sólido que el valor sentimental de ese filme. La película se distingue por llegar libre de todos los artificios que casi siempre están atados a una fórmula comercial.

A diferencia de la saga de Daniel Russo, la historia de Jay Moriarty (Jonny Weston) viene directo de la vida real y libera la cinta de trabas que lo hubieran convertido en melodrama mediocre. La primera evidencia de esto es en las secuencias iniciales donde se establece que desde su infancia, el protagonista tiene una fascinación particular por el mar y las olas. Así que cuando el adolescente le pide a su vecino Frosty (Gerard Butler) que lo entrene para poder enfrentar las olas Mavericks, término reservado para las olas más grandes del mundo, el reto no es impuesto por ninguna razón superflua.

La producción retrata la jornada de un personaje que se ve obligado a crecer y mejorar física y emocionalmente porque quiere hacer algo que lo apasiona.

Lo otro que...

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