Nada se desperdicia

Por Ana Teresa Toro

ana.toro@elnuevodia.com

Pero no todo el mundo podía tener baúles, de manera que muchas personas guardaban sus cosas de valor en latas de galletas. Con el tiempo la costumbre y el ingenio se combinaron y se comenzaron a construir baúles precisamente hechos a base de latas de galletas y uno de los que hoy día continúa confeccionándolos es este artesano de Adjuntas, quien durante este fin de semana participa de las Fiestas de la Calle San Sebastián.

"Esto no me lo inventé yo, desde la década del 40 y el 50 en Adjuntas habían personas que los hacían así con latas de galletas. Antes la madera que usaba adentro eran las tablas de los cajones de bacalao, era algo económico y la lata la consegúian donde quiera y lo forraban con papel de regalo o de periódico y la pega que usaban era el almidón de yuca", cuenta Mattei quien tras laborar 32 años como maestro se dedicó a la confección de estos baúles que hace con latas de galleta y madera, y algunos los decora con pintura de distintos colores.

"En todos los pueblos se hacían baúles, pero en el 60 se empezaron a mercadear en Adjuntas. Siempre se han usado para los documentos importantes. Los españoles trajeron unos baúles lindísimos y el jíbaro vio la utilidad. Además si venía un mal tiempo no había que recoger gran cosa, agarraban su baúl y ya", cuenta el artesano acerca de este objeto que en ocasiones era sustituido por una lata de galletas nada más, ese artículo que no tiene muerte en la tradición boricua y que lo mismo sirve de tiesto para las plantas que de improvisado almacén de mil y una cosa.

Su trabajo es uno de los decenas de ejemplos de creaciones hechas con materiales reciclados que pudimos encontrar en un breve recorrido a lo largo del grupo de artesanos que ocupan el Cuartel de Ballajá durante esta 44ma edición de las Fiestas de la Calle San Sebastián que culminan mañana en la noche en el Viejo San Juan.

Para muchos de estos creadores, literalmente, nada se pierde y de algo grotesco, feo y ordinario puede surgir una pieza delicada y hermosa como las carteras, collares y pulseras que crea Jesús Gómez utilizando como materia prima los tubos de neumáticos reusados. O como las coloridas y llamativas lámparas que crea el artesano juanadino Bryan Paslay con vidrios recogidos de la playa.

"Son los pedazos de las botellas, los vidrios que por años la gente ha tirado a nuestras playas, a los ríos que desembocan en el mar, lo que se tira de las casas, los barcos, los cruceros...

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