Antes y después

Por Hiram Alberto Torraca

Enviado especial

Y eso precisamente representó para Juanma López su triunfo el sábado sobre Rafael Márquez. Era su primera gran prueba de fuego, y la superó, a mi juicio, de una forma espectacular.

Juanma no dejó tendido sobre el ring a su rival, ni tampoco tuvo una pelea corta ni una noche fácil. Pero precisamente, esa es la grandeza de este combate.

Juanma se midió a un rival que dominó decisivamente, pero que le dio buenos golpes, lo hizo trabajar y puso a prueba algunas de las debilidades que se le señalaban al boricua.

No fue una pelea perfecta para Juanma, pero estuvo cerca de eso. Solo evitó la perfección el que recibiera sólidos golpes de Márquez, especialmente en el cuarto asalto, cuando se tambaleó y le aceleró el corazón a muchos puertorriqueños. Pero un boxeador no demuestra habilidad, gallardía e inteligencia sobre el ring, pegándole a un saco. Es cuando se tiene competencia real de frente cuando los grandes se crecen y eso fue lo que hizo Juanma.

Ese momento difícil en el cuarto asalto, Juanma lo aprovechó a su favor para no solo demostrar que peleando en su peso adecuado puede aguantar castigo, pero también para enseñar su corazón de guerrero como los peleadores de otros tiempos que no pedían ni daban tregua.

Después de todo, los estilistas pertenecen a los salones de belleza. Al cuadrilátero se va a pelear. Tampoco es que no hay que protegerse en el cuadrilátero y en eso Juanma tiene taller en el...

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