Destapa su bóveda de recuerdos

Hay un lugar para ser feliz en la cabeza de cada ser que habita este planeta. Para Jochi Melero, ese lugar es aquel donde puede conectar con el mundo. Responder preguntas. Satisfacer curiosidades que lo asaltan. Enamorarse fugazmente. Asombrarse. Esas son las claves de la felicidad que ha procurado seguir a través de las imágenes que ha capturado a lo largo de su vida.La muestra "El paisaje en la cara", que presenta a partir de mañana jueves, a las 7:30 p.m., en la Galería de Arte de la Universidad del Sagrado Corazón, en Santurce, refleja ese modo de vivir. Comprende apenas un escogido del material fotográfico acumulado durante casi cinco décadas en su bóveda de recuerdos, formada por cajas y cajas repletas de negativos.Melero es un artista de la imagen análoga. La exposición está formada de fotos en blanco y negro realizadas en este formato, que ya casi nadie utiliza, y muestran rostros, lugares y detalles desde la perspectiva de un hombre que temprano se empeñó en entender el elemento más importante para crear retratos: la luz.El manejo de este recurso es parte de la identidad de Melero, algo así como su carta de presentación. Fue la cualidad que le hizo abrirse paso en el competitivo negocio de la publicidad cuando le apodaban "el sastre", porque entre sus técnicas para difuminar la iluminación en los espacios, y crear un efecto más natural, cubría con grandes sábanas blancas el suelo.En la industria fílmica, su buen ojo es casi una leyenda, una herramienta humana bien calibrada que le permite tomar decisiones rápidas y "tirarse maromas" al momento de dar instrucciones para la iluminación de un espacio o para que el revelado de la película tenga el resultado que busca.A muchos le sorprende que sea autodidacta. Sentado en una butaca de su taller en Miramar, mientras revisa un cúmulo de negativos y fotos que parece no tener fin, contó que su fascinación con la imagen inició observando a su padre, un ingeniero que hizo de la fotografía su segunda profesión. Melero piensa que pudo reconocer en su papá el gozo que le producía aquella labor de congelar instantes y es como si hubiera querido sentirla él también."A los muchachos las cosas le entran por aquí y le salen por acá (señala a sus oídos) cuando se las dicen. Pero cuando ven las cosas es muy diferente, porque nosotros reaccionamos al mundo que vemos, más que al que oímos. Y en esa etapa formativa lo que ves es el ejemplo y la felicidad que causa. Creo que parte de eso es el origen de lo...

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