Diálogos en movimiento

Basta acudir a una función teatral para ser testigo de un acto de transformación. En un abrir y cerrar de ojos, un artista se puede convertir en un personaje, en un animal, una emoción, quizás en un sonido.Fuera del escenario, si uno está atento, también se pueden percibir esas transformaciones. Personas que se desdoblan, que cambian, que se reorganizan en sus cuerpos para sobrevivir.Esa metamorfosis que se da tanto dentro como fuera del escenario es la que ha querido explorar la bailarina, coreógrafa y directora puertorriqueña Kianí del Valle en el nuevo proyecto "Cuerpo en Ecos", el cual se presentará este viernes y sábado, en el Teatro Victoria Espinosa, en Santurce. Se trata de un propuesta de danza contemporánea y música, para el que ha invitado a varios amigos coreógrafos y músicos del patio con el interés de que exploren ese concepto de transmutación del cuerpo desde un marco amplio. Los artistas han tenido libertad absoluta para crear piezas de tres minutos de duración, las cuales Kianí ha curado.La bailarina, quien actualmente reside en Alemania y ha trabajado en diversos proyectos de danza a nivel internacional, relató que esta propuesta surgió luego de una invitación que recibió de José "Fofito" Morales, dueño del local La Respuesta, en Santurce, para que presentara en Puerto Rico su pieza "Carne Catacústica", que ha interpretado en Nueva York y Toronto.Esta obra, que realizó junto productor musical Leo Luchini, la estrenó en la ciudad de Nueva York el año pasado en el espacio National Sawdust por invitación del curador y periodista Brandon Stosuy. Morales la vio y quedó prendado, por lo que quiso traerla al país para conmemorar el décimo aniversario de La Respuesta. En esta propuesta, la bailarina -quien ha trabajado por los pasados años con diversos músicos-, explora la relación entre cuerpo, movimiento y sonido, creando una composición musical/corpórea que va mutando.Originalmente, la también directora presentaría únicamente esta pieza en el Teatro Victoria Espinosa, pero durante un ensayo, supo que no podía regresar a su país, tener un teatro para ella sola y no invitar a otros colegas amigos."Sentía este cargo de conciencia terrible de llegar a mi país y presentar un trabajo sola. Fue entonces que decidí bajar la pieza de 35 a 30 minutos e invitar a otros coreógrafos locales para hacer piezas de tres minutos, donde yo fungiera como curadora. La idea es darle la plataforma a coreógrafos que viven en el país y que no tienen un...

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