Diamante pulido

Por Marcos Billy Guzmán

Especial El Nuevo Día

Había una inocencia, ternura y elegancia que alzó a Audrey Hepburn entre el grupo de las figuras más icónicas y queridas de Hollywood. Fueron las mismas características que le ganaron en 1962 una de sus seis nominaciones al Oscar, cuando despuntó por su papel en Breakfast at Tiffany's. La historia de la clásica cinta revivió esta semana en Broadway con la actuación de Emilia Clarke (Game of Thrones). El día del estreno general del musical, basado en una de sus actuaciones más memorables, coincide con el tiempo en que la artista falleció por un cáncer de apéndice. Veinte también son los años que han pasado desde que millones de fans lloraron su muerte, aunque la actriz sigue siendo recordada como una gema artística.

"Proyectaba delicadeza, pero no necesariamente fragilidad. Sugería profundidad. Incluso en sus películas más livianitas, te daba tanta verdad que tú captabas la dimensión humana. Era estilizada y a la vez profunda", reflexiona el cineasta puertorriqueño Jacobo Morales.

Tanto ha sido su impacto que una compañía de chocolates pareció revivirla recientemente en un anuncio comercial con la ayuda de una escena de la película Roman Holiday y tecnología CGI (imágenes generadas por ordenador). La vida de Audrey trascendió la muerte.

Era elogiada porque en cámara siempre lucía etérea, pero Audrey creció entre el dolor y la alegría. Nacida en Bruselas de una baronesa holandesa y un banquero inglés, la intérprete pasó la infancia entre Inglaterra y Bélgica. Su padre simpatizó con el régimen nazi en los años 30 y abandonó a la actriz luego de que su madre descubriera que le era infiel (aunque la artista lo encontró tres décadas después y lo apoyó económicamente). Establecida luego en Holanda, la Segunda Guerra Mundial explotó. Sobrevivió comiendo hasta tulipanes y casi muere de anemia, a pesar de que su tío y primo no corrieron la misma suerte al ser asesinados en el conflicto bélico.

Incluso entonces, antes de convertirse en estrella, el arte la ayudó a subsistir. Por el ballet que aprendió desde pequeña bailó para recaudar dinero a beneficio de la Resistencia. Tan pronto acabó la guerra, el ballet la llevó a Amsterdam y luego a Londres, donde trabajó como modelo y se unió al musical High Button Shoes.

Tras la tragedia, Audrey Hepburn fue descubierta en Monte Carlo por la novelista Colette para el musical Gigi en Broadway. La pieza le abrió paso a una fructífera carrera en Estados Unidos, donde...

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