Difícil camino para tener un techo

Por Sara Del Valle Hernández

sara.delvalle@gfrmedia.com

Hace unas tres semanas los esposos comenzaron a deambular por las calles de la urbanización Levittown, en Toa Baja, luego que tuvieran que abandonar una casa que les habían prestado por los últimos dos años.

El viernes durmieron sobre unas sábanas en la plazoleta del parque pasivo de la cuarta sección de Levittown. Anteriormente, pernoctaron en las inmediaciones de la pista de atletismo de la sexta sección de esa urbanización, pero decidieron salir de allí debido a que unos jóvenes comenzaron a molestar a Ramos Quiñones.

Ambos son ejemplo de lo que sucede cuando el gobierno y la sociedad no se encargan de los más frágiles.

Lacén Osorio y Ramos Quiñones contaron que esta no es la primera vez que conocen la dureza de la calle. Durante dos años vivieron en la Plaza de Recreo de Río Piedras tras ser desalojados de la casa que alquilaban por falta de pago.

"Yo me quedé sin trabajo y en ese momento a uno de los hijos de Damaris lo mataron. Yo tuve que bregar con todo eso y nos botaron por falta de pago", contó Lacén Osorio, desempleado, pero es carpintero de profesión.

De hecho, su historia fue reseñada por El Nuevo Día en el 2008. Tras la publicación de la misma, un buen samaritano les prestó una casa que ocuparon por cinco años. "El dueño nos dijo que los hermanos querían que les dieran su parte de la casa y que teníamos que desocuparla. La desocupamos y volvimos a la calle", expresó el hombre de 57 años.

Ahí decidieron moverse a Toa Baja. Gracias a los trabajos ocasionales que comenzó a realizar Lacén Osorio, otro buen samaritano les prestó una casa que ocuparon hasta hace tres semanas.

"La tenían desocupada y yo se la cuidé. Cuando nos prestaron la casa, sabíamos que estaba en venta y que cuando la vendieran nos íbamos a tener que mover. Recientemente nos anunciaron que la habían vendido, así que les regalamos los muebles que teníamos a una muchacha que estaba en necesidad y volvimos a la calle", añadió Lacén Osorio.

La pareja tiene graves condiciones de salud. Él es diabético y tiene problemas con los discos y la columna vertebral.

Esto como resultado del esfuerzo físico que hizo como carpintero y albañil en obras de construcción.

Dado que ha trabajado la mayor parte del tiempo por su cuenta, no recibe beneficios de incapacidad, aunque reciben cupones junto a su esposa.

Además de sus condiciones de salud, el hombre no sabe leer ni escribir. "Tengo hasta tercer grado de elemental. Pero...

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