Difícil encaminar ayuda para personas sin hogar

Por Gerardo Cordero

gcordero@elnuevodia.com

Por un lado tienen el reto de motivar al deambulante a tomar pasos para mejorar su vida, pero por otro, asumen el desafío de encaminar ayudas con las agencias gubernamentales, donde la burocracia a veces es un monstruo obstruccionista de muchas cabezas.

Doris Quiñones, directiva del programa Plaza Corazón, entidad no gubernamental que brinda ayuda a personas sin hogar en Río Piedras, dijo a El Nuevo Día que muchos deambulantes han perdido la fe en las instituciones y es difícil encaminarles ayuda.

Al mismo tiempo, las agencias públicas, con recursos limitados y alta demanda de servicios, no siempre son diligentes en la atención de casos documentados y meritorios.

"Tenemos un reto dual", admitió Quiñones, quien es sicóloga social comunitaria y es profesora de la Universidad de Puerto Rico. La experta dijo que como mediadores de casos el equipo de Plaza Corazón conoce las complejas realidades de personas sin hogar que son víctimas de estigma, prejuicios y vejaciones.

"Muchos han perdido la fe. No creen en nada. Han sido maltratados, atropellados. Algunos son víctimas de odio que no salen en las noticias", sostuvo.

Para brindar ayuda a estas personas, los trabajadores sociales, sicólogos, voluntarios y otros "tienen que ganárselos", lo que supone horas largas de diálogos e insistencias en escenarios de alto riesgo, muchas veces de noche y de madrugada, narró Quiñones.

Si aceptan ayuda, entonces se tiene que asegurar la respuesta afirmativa de entidades estatales o municipales y eventualmente se producen milagros que se traducen, por ejemplo, en "ver la emoción de una persona al tener una cama o una...

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