DISCIPLINAR jugando

end.croldan@elnuevodia.com

"Le decía que recogiera sus juguetes y él decía que no. Lo tomaba todo a broma o me desafiaba. Tuve que llegar al castigo fuerte, incluso a pegarle", recuerda la mujer, también madre de una niña que entonces tenía 14 años.

La determinación de buscar ayuda no fue una fácil, pero se volvió inevitable tras sentir que había intentado de todo. Sobre todo, cuando el niño comenzó a exhibir el mismo comportamiento en el cuido. Noemí se sentía frustrada y lloraba mucho por el sentimiento de impotencia que le generaba la situación y, encima, la incomodidad de ser recibida con las quejas de la cuidadora de su niño.

La psicóloga Rocheli Santiago Troche le recomendó la Terapia de Interacción Padre/Madre e Hijo (conocida en inglés como Parent Child Interaction Therapy). Este modelo creado en los años setenta por la psicóloga Sheila M. Eyberg adiestra a los padres sobre las bases de la modificación de conducta con el 'coaching' de un psicólogo.

La terapia está diseñada para trabajar con niños desde los dos a los siete años de edad que presenten problemas de conducta o, incluso, que hayan sido diagnosticados con el trastorno oposicional desafiante. La doctora sostiene que también puede ser utilizada por cualquier familia que necesite obtener o fortalecer las herramientas para manejar la conducta de los niños.

Durante una reunión inicial, el psicólogo les explica a los padres el propósito de la terapia, lo que se espera de ellos y los resultados que pueden obtener a su término. Entonces comienza la primera parte del tratamiento, conocida como IDN (o Interacción Dirigida por el Niño).

El padre y el niño se ubican en una sala equipada con un cristal unidireccional para poder ser observados desde el otro lado por el psicólogo, quien a su vez puede comunicarse con el padre a través de un audífono. Al menor se le explica que el terapeuta enseñará a su cuidador a jugar mejor con él.

Y es precisamente eso lo que hacen padre e hijo durante una hora y media o incluso más: jugar.

"La terapia se lleva a cabo jugando, porque se ha encontrado que el medio ideal para intervenir con niños es con el juego", señala Santiago.

Durante el juego los padres, guiados por el especialista, aprenden a poner en práctica el refuerzo positivo, que significa prestar atención y elogiar las conductas que quieren que el menor repita. Cuando la figura de apego del niño se fija más en los comportamientos negativos provoca, sin querer, que se repitan. Así es que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR