La disidencia de conciencia

ANTONIO QUIÑONES CALDERÓN

ESCRITOR Y PERIODISTA

Uno de los juicios lo hacía Jiri Pehe, su principal asesor político, quien narraba cómo a Havel se le hacía difícil, desde la dirección del primer gobierno checoslovaco no comunista, trocar su papel de disidente por el del político ahora en el poder.

Pehe decía que para Havel, "inicialmente era dificultoso cambiar su mentalidad de disidente a político", mucho más difícil, es fácil advertir, luego de profundizar en toda su trayectoria de líder inspirador de la Revolución de Terciopelo, que en pocas semanas derrotó el oprobio del comunismo sin la necesidad de un solo disparo.

La impronta disidente de Havel estaba fraguada en su convicción de que el descargo del poder debe ejercitarse en función de un servicio de enaltecimiento de la democracia y de provecho del bien colectivo, para lo cual es de rigor el aliento de un gobierno de inclusión y de respeto a todos los sectores que integran la sociedad donde se ejerce.

Leer a Pehe me llevó a la llegada de don Luis Ferré a la gobernación, luego de más de tres décadas de su constante fiscalización política desde la oposición. Como en el caso del escritor checo, a don Luis Ferré no le fue fácil en sus inicios acostumbrarse al poder, que, por lo demás, para él era deber, no ambición.

"Recuerden que tenemos que ser responsables en la fiscalización del gobierno", nos dijo don Luis en una de las primeras reuniones del gabinete. Nunca pensé que ignoraba su nuevo papel en el poder, sino que la referencia era al necesario ejercicio de la fiscalización y la disidencia, que debe ser igual desde la oposición como al interior del poder.

Se trataba, tanto en el caso de Havel como en el de Ferré, de una disidencia de conciencia, la que nos obliga a ser rigurosos con nuestras propias decisiones y acciones aun desde el poder.

La disidencia de conciencia se manifiesta ante todo lo que al disidente parece malo, no para sus particulares intereses partidistas o ideológicos, sino para el colectivo, para el pueblo.

Para los políticos de moda, la disidencia trata de una oposición irracional a todo cuanto haga o implante el adversario. ¿Cuándo fue la última ocasión en que se escuchó o se vio...

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