Disparos en la cabeza, los brazos, el pecho y la espalda

cynthia.lopez@gfrmedia.com

Cynthia López Cabán

Ante una sala de repleta de público, la investigadora forense Giselle Rivera, del Instituto de Ciencias Forenses, describió varias fotografías que mostraban la forma en que las autoridades encontraron el cuerpo de la víctima el 14 de julio de 2012, en la terraza de su hogar, en la urbanización Tierralta III, en Guaynabo.

En las imágenes, Paredes Cintrón, de 46 años, se apreció vestida con una bata blanca de estampado azul, los ojos abiertos, las piernas cruzadas y la mano izquierda sobre la falda.

Tenía la cabeza hacia atrás, casi rozando una pared donde había un impacto de bala. Quedó inerte con la boca abierta y en la mano izquierda lucía una pulsera roja que combinaba con el carmín de las uñas de sus manos. El cuerpo mostraba poca sangre.

Cuando se proyectaban las fotografías, Casellas Toro se mantuvo mirando al suelo, mientras en sala se escucharon algunos sollozos.

En su testimonio, al responder preguntas de la fiscal Janet Parra, la investigadora forense señaló que identificó 20 heridas de bala en el cuerpo de Paredes Cintrón. Precisó que algunos impactos de proyectil estaban en la cabeza, los brazos, el pecho y la espalda.

Rivera solo identificó las heridas que observó en la evaluación preliminar del cuerpo en la escena. Aclaró que compete a la patóloga Rosa Rodríguez establecer el número de disparos que recibió la víctima y su orden y trayectoria.

Ante el juez José Ramírez Lluch, del Tribunal de Bayamón, Rivera también detalló el arsenal ocupado en la residencia de Casellas Toro.

Explicó que en la oficina del acusado, aledaña a la terraza, ocuparon 27 armas, entre otras pistolas, escopetas y rifles. En algunas, dijo que no identificó el número de serie porque no se observaba a simple vista.

"Es un reguero... Las armas estaban en el piso", comentó la testigo.

Señaló que en la habitación principal ocupó un pantalón corto color gris y una camiseta negra que se encontraban en el suelo. Estas piezas, que pertenecían al acusado, no mostraban manchas de sangre, sostuvo Rivera.

Además, el ICF ocupó la pistola que el acusado supuestamente usó para dispararle al intruso que dijo observó saliendo de su hogar y un rifle que apareció en el gazebo de la urbanización, mencionó la testigo.

En el contrainterrogatorio a cargo del licenciado Harry Padilla, la testigo reconoció que cometió omisiones en su investigación y que los fiscales del caso permitieron que agentes federales y estatales se desplazaran...

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