Doña Geña celebra la gran hazaña de cumplir 105 años

Por Osman Pérez Méndez

osman.perez@gfrmedia.com

La simpática anciana todavía recuerda con bastante claridad muchos episodios de su extensa vida, aunque por momentos se toma una pequeña pausa para responder.

"Mi nombre es Eugenia Ibáñez Calderón y tengo un montón de años", dijo sonriendo a El Nuevo Día, sentada en el sofá de su modesta casa en la calle Río Grande del sector Shangai en Santurce.

"Nací el 13 de febrero de 1909. Mi papá se llamaba Rafael Ibáñez y mi mamá Cristina Calderón", continúa doña Geña, una mujer delgada con una blanca cabellera.

"Yo nací y me crié en San Juan. Nací en la calle Sol, por Casablanca, pero ahora han cambiado los nombres de las calles, no está como cuando yo vivía allí. Todo está más moderno".

"Antes todo era más tranquilo", insiste doña Geña, al referirse a los cambios en la ciudad. "Ahora las cosas están bien malas, es diferente a cuando me criaba. Ahora están las drogas, más crímenes. Las cosas antes no estaban así".

Añade doña Geña, que tuvo ocho hermanos de los que solo uno vive todavía. Ella era la mayor de todos.

De repente detiene su relato y mira directo al fotoperiodista. "Esa foto tiene que quedar bonita. No me saques fea", le dice en tono algo exigente, antes de hacer una pequeña pausa para retomar su relato.

La centenaria cuenta que luego de muchos años viviendo en el Viejo San Juan se mudó a su vivienda actual en Santurce en 1970. Añade que nunca ha vivido fuera de San Juan y tampoco ha viajado fuera de Puerto Rico. Asegura que tampoco viajó mucho al interior de la Isla.

"Me hubiera gustado ir a los Estados Unidos, tengo un hermano en Nueva York y un montón de sobrinos por allá que algunos ni conozco", dice.

A la pregunta de si aun se atrevería a hacer el viaje si surgiera la oportunidad, responde con espontaneidad: "¡Ay bendito! Yo creo que para eso es 'too late' ".

Doña Geña relata que cuando la llevan a pasear por San Juan recuerda sus años de infancia y juventud.

"Estudié en la escuela Lincoln, luego en la Baldorioty de Castro, mis hijos también estudiaron allí", rememora. "Me gradué de mecanografía del Ramírez Business College", añade, mostrando todavía en su ya arrugada manita la sortija de graduación.

A pesar de su avanzada edad, doña Geña no necesita espejuelos para ver. Solo necesita espejuelos para leer y ver la televisión, explica, y muestra el estuche con los espejuelos, pero sin llegar siquiera a ponérselos. Según cuentan vecinos y familiares, aún cose y hasta puede ensartar el...

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