El doble castigo de morir en prisión

Cuando la llamaron para anunciarle que su hijo murió entre las paredes de una cárcel, Sara no lograba comprender lo que le decían."Me comunican al área de la oficina del superintendente, me contesta él rápidamente y me dice que mi hijo falleció. Me dijo que lo único que podía decir era que se le trasladó a emergencia y que llegó sin vida", narró la madre, quien prefirió no revelar su identidad.Cuatro días antes, su hijo de 30 años yacía en un hospital con dificultad para respirar, en espera de las pruebas que confirmarían un diagnóstico de tuberculosis, razón por la que los médicos lo mantenían en aislamiento."Le dije que yo no lograba entender, que ellos me dieran una explicación y lo que me dijeron fue que él estaba muerto, que lo único que podían certificar es que él estaba muerto. Ahí yo prácticamente perdí la razón…", narró la mujer.Tras hablar con sus familiares, se enteró que el día antes del deceso, su hijo fue dado de alta en horas de la noche y que, al mediodía siguiente, se comunicó con su novia para avisarle que estaba de vuelta en la institución correccional y decirle que no entendía por qué lo habían sacado del hospital. Esa llamada, la última, fue breve y confusa."Dice el informe (policiaco) que fue a causa de una aparente sobredosis. La persona de Ciencias Forenses nos indicó que en el caso de él era una autopsia médicolegal y nos dijo que iba a tardar bastante. Mi hijo estuvo 21 días para que le pudieran hacer la autopsia y pudieran entregarlo", rememoró.Sara tiene serios cuestionamientos respecto a las causas que llevaron a su hijo a la muerte. Recordó sus quejas recurrentes de que era ignorado cuando decía sentirse mal de salud, y puso en duda el contenido de una carta que encontró cuando le entregaron algunas de sus pertenencias."Esa carta yo sé que no fue escrita por mi hijo porque trataron de imitar la letra de mi hijo. Prácticamente, (en) la carta le estaba echando la culpa a los confinados; de que, en algún momento, lo podían matar los mismos confinados", narró.Las denuncias por las muertes que ocurren en las cárceles no son nuevas. Con 548 muertes reportadas entre julio de 2007 y junio de 2017, se trata de la más grave consecuencia de múltiples circunstancias que mantienen al Departamento de Corrrección y Rehabilitación (DCR) en una crisis que se agudizó con el deceso de -al menos- 11 reos en los últimos tres meses."La muerte se ha convertido en el grito del silencio, en el grito de la invisibilidad. Uno se toma la...

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