Doce cuentos maestros y una ñapa

por CARMEN DOLORES HERNÁNDEZ

Fotos MARIEL MEJíA ORTIZ

Así en el magnífico cuento "La herencia", lo dramático no es el descubrimiento de lo que hay en la valija de Pedro Rotchen, sino la constatación de que una bonanza esperada puede paralizar tanto -o más- que las penurias. En "A comer" y "Mano Santa", el descubrimiento tardío de un parentesco no es lo que organiza la acción, como tampoco es, en "La reconciliación", el ponerse a término con un viejo agravio. Impacta más bien el reconocimiento, en el primero de los cuentos mencionados, de que el amor no puede obligarse y que la naturaleza de las personas no cambia fácilmente. En el segundo, la sorpresa nace de la singular expresión del amor materno. Ese amor -o desamor- también organiza uno de los cuentos más memorables del libro, "El regalo", con su trágico (y reconocible) enfrentamiento entre biología y sociedad, por un lado, y ambición personal por el otro.

No hay cuento aquí cuyas intuiciones no desafíen al lector, aunque no todos son espectaculares. "Otro emparedado", "Soledad perfecta", "Noche de ronda azul" resultan aciertos menores. La escritura, sin embargo, opera siempre un salto mortal al ir de un orden de cosas a otro sin que se le borre -como a los trapecistas que figuran en una línea genial de "El...

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