Las dos caras de la crisis del país

En las próximas semanas se comenzarán a sentir los efectos reales del ajuste fiscal y la llamada austeridad que se viene discutiendo por meses en los foros públicos. Con toda probabilidad, haya que implementar medidas dolorosas como la reducción de jornada laboral y la eliminación del bono de Navidad de los empleados del gobierno para proteger el flujo de efectivo del propio sector público y evitar un cierre gubernamental como el del 2006.

Nadie se puede alegrar de esto, en efecto, es una situación que causa tristeza, y en mi caso frustración porque se pudo haber evitado. Por mucho tiempo, diversos economistas estuvimos alertando al liderato político-gubernamental, de la necesidad de adoptar políticas económicas más efectivas y alejadas del corto plazo electoral, pero nadie escuchó.

El único gobernador, que con menor timidez intentó hacer cosas arriesgadas desde el punto de vista fiscal y económico, fue Luis Fortuño (2009 – 2012), y perdió las elecciones. El único intento real de reducir el gasto público, reducir los impuestos y replantear el tamaño del gobierno, para evitar el actual abismo, fueron criticados por todos los sectores.

En el cuatrienio del 2012-2016, al gobierno aumentar el gasto público y subir los impuestos, vimos el colapso crediticio (2014), los impagos de la deuda, (2015) y luego, la imposición de la Junta de Supervisión Fiscal (2016). Todo lo anterior son hechos históricos, que validan cómo esta crisis, este abismo fue hasta cierto punto un daño autoinfligido.

EMPLEOS PÚBLICOS VS. PRIVADOS. Los 22,000 millones en impuestos implementados en la pasada década, y los $30,000 millones en deuda nueva del gobierno, solo han servido para hundir más la economía privada, y destruir empleos privados, lo que a su vez ha impactado de forma adversa los propios recaudos del gobierno.

Entre el 2006 y el 2016, Se han perdido más de 200,000 empleos privados, y miles de empleados han perdido el bono de Navidad, que hoy se ha vuelto parte del debate público.

No he visto a ningún político indignarse o llorar por esta realidad. Miles de hermanos puertorriqueños se han tenido que ir de Puerto Rico a buscar suerte en otro lugar, por lo que llamo las dos caras de la crisis. ¿En qué momento el gobierno y los empleos públicos se han vuelto más importantes que el sector privado y los empleos que este genera? Contestar esta pregunta explicaría cómo todas las estrategias (todas fallidas) han estado predicadas en salvar el gobierno a costa del sector...

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