Dos citas enfrentadas

LUIS RAFAEL SÁNCHEZ

ESCRITOR

Desde su estreno, en el mil novecientos cincuenta y ocho, "Los soles truncos" se distingue como pieza mayor dentro del universo creativo del excelso  dramaturgo.

Algunos críticos la prefieren a "La carreta", su interpretación del desplazamiento de una familia puertorriqueña del campo al arrabal sanjuanero, y del arrabal sanjuanero a la urbe neoyorquina.Â

La preferencia se entiende sin complicaciones  mayores.  "La carreta" es obra fisonomista. Por serlo, cautiva, mediante texturas crudas, los rostros de una familia  puertorriqueña de tantas, que alza vuelo hacia los nuevayores pues sus muchas hambres no consiguen resolverse en el suelo patrio. Luego de enfrentar sufrimientos y desilusiones la familia opta por regresar al punto de partida, al campo. Regresarán doña Gabriela, la madre y Juanita, la hija,  sobrevivientes al sufrimiento y la desilusión. Regresarán a confrontar el presente y desafiarlo.  Â

Dentro de la dramaturgia puertorriqueña "La carreta" ejemplariza lo que "El valle de Collores" en la poesía: el aborrecimiento a la turbiedad moral que se le endilga a la ciudad y la celebración de las bondades silvestres que se le endilgan al campo. Y ello pregonado en la lengua jíbara que mortifica a quienes equiparan campo e incultura, campo y ordinariez, campo y brutalidad.  Â

Todo sea dicho: lastran el aborrecimiento y la celebración la emotividad excesiva, la emotividad simplista, la emotividad como un fin en sí misma. Todo sea dicho: paradójicamente, a dichas emotividades le deben "La carreta" y "El valle de Collores" la condición de clásicos indisputables de la literatura puertorriqueña contemporánea.Â

En oposición, la familia de "Los soles truncos", compuesta por tres hermanas solteras y enajenadas, no es una de tantas. Primero porque la indigestan los apellidos, a diferencia de la familia  desapellidada de "La carreta". Segundo porque, si bien poseyó y habitó la hacienda de Toa Alta, por la cual suspiran minuto a minuto, no se la puede considerar una familia jíbara. En todo caso se trata de una familia hacendada venida a menos. Disfuncional hasta decir basta, a la familia de "Los soles truncos" la obsesiona el pasado esplendoroso, ya reducido a humo, polvo, sombra, nada. Â

 Para sobrevivir...

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