Dos días

Yara Liceaga

Todo estaba muy claro hasta que se enteraron de lo que había acontecido en las urnas, que hizo que corroboraran la información en varios medios: la mayoría de los votantes que rellenaron la consulta de estatus apoyaba la estadidad.

¿Qué pasó, cómo podía ser posible?, se preguntaban.

Una de ellas sabía cómo era la cosa cuando se brincaba el charco por el "input" que le brindaban los jóvenes profesionales de su familia: una vez llegas, te asientas de a poquito, empiezas a buscar trabajo, encuentras y, en el peor de los casos, bregas como puedas con el frío, el climático y el social.

Hay recursos, sí, pero a menos que estés en Nueva York ganando un billetal, es bastante cuesta arriba la adaptación. Los sueldos son mayores y los costos básicos de vida son bastante más económicos (dependiendo de dónde se esté), pero hay que aprender a manejar el racismo descarado y rampante que se experimenta viviendo allí, actitud que -dependiendo de dónde se esté- se fomenta en mayor o menor grado, además de otros tipos de discrimen.

Es que...

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