Drama con poder musical

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

El filme, que fluctúa con facilidad y sutileza entre el drama y la comedia, asume las mejores cualidades de la música popular que le cambia la vida a sus protagonistas. Solo porque una canción 'pop' tenga una estructura fija y familiar, no significa que no tenga nada que decir.

En el caso de The Saphires, el tema que se filtra es una exploración de lo que define la identidad racial de alguien y cómo el poder de la música desafía por completo los mores sociales que son impuestos sobre alguien de un color de piel particular. El que el filme opte por comunicar esto a través de la música y no con sermones es una de sus mejores cualidades.

La trama de este filme, que como muchos otros alega estar inspirado en eventos de la vida real, se remonta a Australia en 1968, a una comunidad de aborígenes donde de hay tres hermanas que están locas por salir y descubrir el mundo detrás de las rejas que las separa del resto de la sociedad.

Su pasaporte para poder escapar es el talento que tienen para cantar. Esto es descubierto por Dave Lovelace ( Chris O'Dowd), un músico al borde del desempleo, que rápidamente se convierte en el agente de las chicas cuando hay la posibilidad de ganar dinero.

En cualquier otro filme, la trama sería cómo las chicas enfrentan el prejuicio del resto de la sociedad mientras cantan de barra en barra. Pero luego de que las chicas conocen a Dave, la trama da un giro inesperado enviándolos a todos a Vietnam, donde las protagonistas tienen la misión de...

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