Dress code

Miguel Rodríguez Casellas

La disociación entre forma y contenido en sociedades contemporáneas traslada el ejercicio del poder al elusivo renglón de la mirada, en modos que recuerdan la ironía sentenciosa de Loos. Aquel que logra articular la manera como otros lo ven controla una buena parte del juego. Así fue como un desesperado Rolando Crespo coqueteó con el lente fashionista semanas atrás, intentando desvestirse de la acusación que le venía encima con tres cambios de ropa. La auto-objetivización fue su última ficha. No le funcionó, porque al final el contenido se impuso a la forma.

La huelga universitaria ha sido desde el comienzo un certamen de fotogeneidad, cada bando intercambiando roles de víctima y victimario en una pasarela de burdo exhibicionismo mediático. El desenlace del tranque deja ver su fingida contención. Ahora llueven las toallas de todos lados. La postal definitiva es de apaga y vámonos. La guerra entre posturas fue pura lámina.

Puerto Rico vive en la superficie. Se mira sin actuar, y se actúa para la mirada, para nada más. Crece la...

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