Duelo capilar

Mari Mari Narváez

"¿Y cuál es tu problema con la queratina, cuál es el daño?", me dice ella, tan lógica, tan impasible, para luego rematar con su dosis exacta de humillación: "¿Te afecta mucho?"

"Bueno mira, ven acá, no te pongas así, vamos a sentarnos a hablar. Aquí hay unos trasuntos culturales importantes". Odalys me tira a matar con la miradita. Luego se da media vuelta, regresa a la pista apretujada de este chinchorro y desaparece en una vuelta de corazoncito dulce. El silencio es un arma de destrucción masiva, pero yo voy a defender mi verdad histórica, aunque ella quiera humillarme dos veces.

El calor está de madre, Odalys. Y yo estoy en mi derecho de problematizar estas prácticas estetico-culturales atropellantes, invisibilizadoras.

¿Cómo crees que me siento cuando miro a todas partes de este chinchorro (más 100% pueblo no lo hay) y te veo a ti y a veintisiete mujeres más con esos pelos perfectos, pasados por el dispositivo crespo-terminal de la queratina brasileña. La humedad está que corta y tú lo sabes. Recurro a ese remedio infalible de cereta-emergencias, el pinche, mientras tú y todas las de tu especie siguen...

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