Duelo a muerte en La Muda

José A. Sánchez Fournier Jose.sanchez@elnuevodia.com

FOTOS: RAMÓN "TONITO" ZAYAS tonito.zayas@gfrmedia.com

El desfile de plumíferos comienza cerca de las 11:00 a.m., cuando los galleros llevan al coliseo los gladiadores de esa noche. "¿Cuántos nenes?", pregunta el joven oficial de gallera, que recibe cada gallo por una ventanilla, lo pesa y lo pone en una jaula temporera, en lo que se inscriben todos los participantes y se establecen las peleas del día.

"Este mío y quizás uno más", responde Benito "Beno" Candelario mientras entrega a su "nene", que tras apenas 12 meses de vida debutará en la velada de la noche. Es un pájaro precioso. Su cuerpo está recortado completo, con la piel rojiza. Tiene plumas negras en las alas, y rubias en la golilla, como los galleros le dicen a la cabeza de sus animales.

Beno es gallero de toda la vida. Tiene cerca de 100 gallos, gallinas y pollos. Entre estos está su "pinto papujo", un gallo de plumaje blanco con destellos negros y mucho moco. Este veterano ejemplar hizo once peleas, ganando 10 y empatando una. Ahora es padrote.

"Recuerdo que ya a los siete años, descalzo, iba con mi papá a caballo a llevar sus gallos a la gallera", contó Beno.

Al mediodía cierran la ventanilla. En total se casan 26 peleas, que se efectuarán esa noche. Algunos de los galleros regresan a sus hogares hasta que comience la acción en la noche. Otros van a la cafetería de la gallera, donde no hay nuggets, ni nadie pide hamburgers ni se come mirando el celular.

El menú es amplio: caldo de pollo, arroz, habichuelas, amarillos, sopa de carne de res y demás. Los clientes hablan entre sí, de mesa a mesa, como una familia extendida. Una señora lee el periódico con detenimiento mientras almuerza. De fondo se escucha música jíbara.

Tras entregar sus aves en la ventanilla, un puñado de competidores sale al estacionamiento, donde el veterano gallero sangermeño Pedro Vargas, conocido como "San Expedito", tiene su guagua con las puertas traseras abiertas. Allí muestra su mercancía a la venta: numerosas y variadas vitaminas, suplementos y medicinas para los gallos. Don Pedro es la farmacia ambulante del pico y las espuelas.

Para entrar a la gallera hay que pasar por un detector de metales y dejar afuera las sensibilidades políticamente correctas. Dentro del lugar, casi todos los presentes son hombres. La excepción son tres meseras trigueñas, luciendo mahones ceñidos, que atienden a la clientela en la barra y en la gradería del redondel donde se...

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