Dura misión por los vecinos de cuatro patas

Por Francisco Quiñones Maldonado

fquinones@elnuevodia.com

El lugar permanece cerrado desde 2002, luego de que la compañía que lo administraba estuvo involucrada en una controversia relacionada con una pesquisa legislativa por supuesto maltrato de animales.

Casi seis años después, la gente continúa acudiendo al refugio para dejar animales y al encontrar el lugar cerrado optan por abandonarlos cerca del lugar que ahora el Municipio busca reabrir.

"Nosotros no podemos recibirle animales a nadie porque aún no contamos con permisos de uso. Pero la gente viene y abandona los animales y no nos queda otra alternativa que recogerlos", manifestó el ingeniero Juan Vázquez, director de la oficina municipal de Diseño y Desarrollo de Arecibo, quien supervisa la remodelación del lugar que esperan reabrir próximamente.

Durante una visita al albergue, El Nuevo Día presenció cuando un ciudadano acudió al lugar con una mascota y, tras enterarse por un empleado -que labora en la remodelación- que el refugio está cerrado, dejó a la pequeña perra frente a los portones de la institución. "Ahí te la dejo. Mira a ver lo que haces con ella", gritó el sujeto al empleado y acto seguido se marchó a toda prisa.

Mary Donate, vecina del lugar y quien junto a un grupo de voluntarios se ha hecho cargo de los animales abandonados, dijo que la escena se repite casi a diario.

Junto a Alma Febus Vega, una técnica veterinaria procedente de la ciudad de Nueva York y quien hace cinco años reside en el barrio Hato Arriba de Arecibo, donde está enclavado el albergue, Donate y otros vecinos del sector visitan el lugar a diario para alimentar a los animales, darles agua e incluso procurarles tratamiento médico.

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