Duro

Cezanne Cardona Morales

Fuimos al CDT más cercano y cuando llegamos las puertas estaban abiertas de par en par: el aire acondicionado estaba dañado. El calor nos golpeó duro. El único abanico que había le daba de frente a la recepcionista. Tosió dos veces antes de llamarnos. Bacterias, pensé.

No había aire acondicionado, pero el televisor funcionaba. Daban un programa de farándula. Cerca del televisor, vi que del techo colgaban adornos y huevitos de colores alusivos a la Pascua. Después de la risa sardónica, pensé en el huevo duro que ponen en el plato los judíos que celebran la Pascua para simbolizar la dureza del pueblo en los tiempos de esclavitud, en Egipto.

"Esperen a ser llamados", me dijo la recepcionista sin mirarme. La sangre seguía saliendo de la barbilla y las servilletas escaseaban. Ni siquiera me atreví a pedir una. El piso estaba sucio, y encima del zafacón moscas danzantes celebraban su Santa Cena.

Al rato, entramos a la sala de traumas. El médico y la enfermera nos atendieron con la mirada cansada y sin sonrisas. Miré el techo a ver si también allí...

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