Echan a volar sus sueños

"Tienes que relajarte y respirar", le decía Jannette Godreau a su hijo, Onix Álvarez, mientras el pequeño de nueve años "abrazaba" el avión.Onix nunca se había subido a un avión y estaba a punto de cumplir uno de sus sueños, aunque reconoció que tenía algunas reservas."Les tengo mucho miedo a las alturas", advirtió antes de subirse a la nave que lo llevaría a sobrevolar parte de la costa norte de la isla por unos 20 minutos."Adiós, mami", le dijo el pequeño a su madre, al comenzar una aventura que le robaría risas, miradas repletas de ilusión y dos o tres sustos, típicos de cuando se vuela a miles de pies de altura.Onix fue uno de los 24 niños que participaron ayer de la tercera edición de "Vuelo de Ensueño", iniciativa de la aerolínea Tradewind Caribbean en colaboración con varios aliados.Los pequeños "viajeros" en su mayoría han recibido diagnósticos de cáncer, aunque se incluyó a dos participantes del programa de refuerzo educativo de los Centros Sor Isolina Ferré en Canóvanas.A las 10:30 a.m., el avión alzó vuelo."Ya yo me arrepentí de estar aquí... Yo no me voy a poder montar en un avión de nuevo", expresó Onix, mirando el océano desde la ventana."Él no creía que se iba a montar en un avión... Estaba emocionado. Para niños que no han podido viajar, montarse en un avión y ver tantas cosas es muy buena obra", señaló Godreau sobre su pequeño que -entre otras condiciones- tiene un diagnóstico de síndrome hemofagocítico.En el primer asiento del avión iba Camila Torres, de 8 años. Aunque reservada en sus...

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