La educación y el país que queremos

ANA HELVIA QUINTERO

PROFESORA DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO

Un primer paso es identificar escuelas en estas comunidades que hayan desarrollado alternativas para lograr atender efectivamente a sus estudiantes. Recientemente visité una de estas escuelas: la Escuela Diego Vázquez en la Barriada Morales en Caguas. La Barriada Morales es un área de pobreza urbana, con un alto grado de incidentes de violencia. Sin embargo en la escuela se respira un ambiente de paz, de entusiasmo y de logros. Por ejemplo, la escuela ha aprobado las pruebas de aprovechamiento del Departamento de Educación y tiene un alto nivel de retención: en otras palabras, no está en un plan de mejoramiento, como es el caso de la gran mayoría de las escuelas del sistema público, en particular las localizadas en áreas de pobreza.

Al conversar con la directora, la profesora Amalia E. Ramírez Oyola y los maestros, observé un equipo motivado y dispuesto a inventar alternativas tomando en cuenta tanto las necesidades académicas como las de desarrollo socio-emocional de los estudiantes.

Así, por ejemplo, han trabajado la estrategia de que una misma maestra acompañe un grupo desde primero a tercer grado. Esto permitió que ésta conociera mejor a cada niño y lograra atender sus necesidades académicas y personales, sin necesidad de retener a ningún niño en un grado, práctica que se ha comprobado es negativa en el desarrollo del estudiante. La maestra le daba seguimiento a cada niño y así, al llegar a tercer grado, todos habían logrado las expectativas del nivel.

El tener a los estudiantes por varios años también le permitió establecer relaciones con los padres, quienes la apoyaban en su labor. De hecho, otra de...

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