Efecto dominó

GAZIR SUED

DOCTOR EN FILOSOFÍA

La negativa de los antiguos jerarcas a renunciar era previsible. Las lealtades al partido político que los designó respondían al encargo de retener su poder sobre la institución hasta que el nuevo Gobierno se viera forzado a "violar" la "autonomía universitaria" para destituirlos. Se trató de una treta calculada para afectar la imagen del nuevo Gobierno, en el que el sector predominante entre los universitarios había puesto -resignado o en complicidad- las ilusiones de cambio. Ojalá que los nuevos nombramientos respondan al fin a intereses favorables al provenir del sistema universitario del Estado; y que los valores que sostienen a la UPR sean reivindicados más allá de los formalismos retóricos contemplados en la Ley. Esta suerte, sin embargo, no puede imponerse desde la cúpula del Gobierno sino desde el quehacer cotidiano en la Institución, en todas sus ramificaciones académicas y administrativas. Aquí, donde reside tal vez la mayor esperanza de un cambio sustancial, es donde se complica aún más el asunto.

El poderío de la pasada administración institucional no estuvo a cargo exclusivo de los burócratas de alto rango. Gozaba de la complicidad de un sector "universitario" que comulgaba con el proyecto político/administrativo de la pasada administración de Gobierno, y que todavía ejerce influencias determinantes en el quehacer cotidiano de la Universidad. La dinámica de la reforma no puede detenerse en la renuncia y suplantación de síndicos, presidente y rectores. Es un buen comienzo, pero insuficiente. Una parte de la base de la gobernanza institucional sigue ocupada por...

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