Ejecutado en lugar de Alexis

GIUSEPPE ZAFFARONI

PROFESOR DE FILOSOFÍA DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA

Me alejo, sólo en un punto, de algunos que se opusieron a la pena de muerte. Leyendo la reconstrucción de su carrera delictiva es difícil pensar que este hombre no la mereciera. A esto, como católico, tengo una sola objeción, insuperable. No nace de ninguna cita bíblica particular. Nace de un hecho: Dios, que ha creado al ser humano libre y, por lo tanto, ha creado el espacio para que hiciéramos el mal, ha decidido no quedarse fuera del drama de este mundo; ha entrado en él como hombre frágil, indefenso y mortal, como todos nosotros. Y ha querido pagar las cuentas de todos.

No es que Alexis Candelario no mereciera la pena de muerte, como algunos parecen insinuar: es que hay Uno que se ha ofrecido para ser ejecutado en su lugar. Y en mi lugar también. Porque tampoco yo merezco un trato mucho mejor por las cosas malas que he hecho y que, me duele decirlo, probablemente seguiré haciendo.

Así de aparentemente injusta es la cosa. En estos días pasados de Semana Santa hubiera valido la pena no olvidarlo. Lo que acabamos de celebrar el Viernes Santo es precisamente esta aparente injusticia: Jesús, Dios y hombre inocente...

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