Por ejemplo

Miguel Rodríguez Casellas

Falto de dirección, el radioescucha se ve obligado a especular, a hacerle el trabajo sucio al expositor, descifrando de la anécdota "ejemplificada" el principio desconocido, la innombrada omisión.

La imprecisión momentánea del anfitrión no tendría que patologizarse si no fuera porque el entrevistado despliega el mismo recurso de trunca exposición. Él también agarra ejemplos que buscan exteriorizar desesperadamente aquello que no ha sabido apalabrar. Su insuficiencia expresiva, que no su generosa apertura, abre la conversación a múltiples interpretaciones.

Sospecho que la democrática adhesión al "por ejemplo" no viene de un deseo de compartir y hacerse entender, sino de una muy arraigada apatía a la palabra y al intercambio de ideas.

Citar un ejemplo constantemente, que para colmo tampoco trasciende el formato de la anécdota, es otra manifestación de la dejadez nacional. Ahora resulta que el calor también mutila la lengua. ¿Habrá que almorzar gazpacho y carrucho frío?

Cuando el lacónico "por ejemplo" irrumpe la conversación, suele venir acompañado de un contradictorio exceso de gestualidad, el rasgo que naturaliza la pasión caribeña en...

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