Ejemplo de entereza y fe

Por Osman Pérez Méndez

osman.perez@gfrmedia.com

"Mi hijo era un joven excepcional, le dañaron su cuerpo, pero su alma y su espíritu no se lo pueden tocar. Y eso es lo que vamos a celebrar. Él fue un joven que amaba a su país, que amaba hacer el bien, y como él hay muchos jóvenes... vamos a celebrar esa vida. Puerto Rico no está perdido", le dijo don Julio López al gobernador Alejandro García Padilla una vez lo recibió e intercambió con él un abrazo en la entrada de la iglesia bautista de Palmer, en Río Grande, donde tuvo lugar el velatorio.

"Le felicito por esa fe. Ojalá y sea contagiosa para todos los puertorriqueños. Dice una canción por ahí que hasta el hierro cuando se somete al calor se ablanda. Pero la fe de usted ya veo que no. Ahora que está sometida al calor del momento difícil, pues su fe se mantiene firme. Esa es la fe de este país", respondió conmovido García Padilla.

Julio Enrique, de 20 años, fue asesinado mientras trabajaba en una tienda de artículos de celulares en Río Grande. Los asaltantes entraron a robar y, tras atarlo con cables, lo golpearon hasta la muerte con un extintor. La Policía no tardó en capturar a dos sospechosos del crimen, uno de los cuales está colaborando, mientras que el otro está preso con una fianza millonaria. Anoche, el gobernador anunció que un tercer sospechoso ya había sido también capturado.

Con la fortaleza inquebrantable que ha mostrado desde que supo del asesinato de su hijo, don Julio tuvo un mensaje de amor para todo Puerto Rico, "que tanto lo necesita".

"Uno no se prepara para esto... Nosotros, los padres, pensamos que, cuando yo sea viejo, que él me cuide y que me entierre. Yo sí le pedí al Señor que me diera la oportunidad de ver los nietos y jugar con los nietos. Pero no estamos exentos, las situaciones en nuestro país son tan difíciles, la criminalidad tan rampante", lamentó don Julio antes de pedir a todas las víctimas del crimen y sus familiares que no albergaran odio ni deseos de venganza.

"Si nosotros albergamos coraje y odio, ya la sociedad tiene suficiente coraje y odio. Los muchachos se matan en la calle por venganza. Y tú anidar eso", cuestionó don Julio añadiendo que no quería llevar ese ejemplo de odio a su otra hija ni a los niños que su hijo Julio Enrique educaba en la iglesia.

"Si ellos me ven albergando ese odio y ese rencor. ¿Qué vamos a tener? Una sociedad más enferma", dijo don Julio.

"Esto tiene que acabar. Esto es responsabilidad no tan solo del Gobierno. Es...

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