Ejemplo vivo de superación

Por Daniel Rivera Vargas

drivera2@elnuevodia.com

Sin embargo, este no ha olvidado de dónde salió hace siete años, cuando era un adicto a cocaína que había intentado quitarse la vida en tres ocasiones.

González regresó ayer -como hace con frecuencia- al lugar en el que logró salir del vicio, el centro Compromiso de Vida II en Juncos, para llevar un almuerzo de Acción de Gracias que él mismo preparó. El objetivo era alimentar a aquellos que hoy atraviesan por el mismo proceso que él vivió.

"Yo estuve en el vicio de la cocaína desde los 18 años", narró González sobre sus inicios en la droga. "Amigos, familiares, un hermanastro la bregaba y ahí comencé a usarla", agregó.

El chef de 39 años no pudo evitar llorar cuando describió como "difícil" la vida del usuario de drogas. "Perdí a mis hijos, mi matrimonio, el trabajo, perdí buenas oportunidades", afirmó.

No fue fácil salir, recordó. Intentó primero otros dos centros de rehabilitación y llegó a abandonar el vicio por corto tiempo, pero entonces recaía. Y en el proceso lastimaba emocionalmente a sus hijos. Llegaba endrogado a su hogar, frustrado porque no podía vencer su vicio de hasta $ 300 diarios en coca y a veces heroína.

Finalmente intentó ahorcarse tres veces. "Llegué aquí porque mi hoy esposa, ella salió un día del baño y me vio colgando de una sábana en el cuarto", dijo González.

Finalmente, González buscó ayuda y la encontró en el centro Compromiso de Vida II. Allí fue sometido a un programa de desintoxicación y de diferentes ayudas sicológicas, religiosas y sociales, que duró 21 días. Luego apareció una oportunidad de quedarse trabajando en la instalación.

Allí continuó limpio de drogas y retomó sus estudios, preparándose para dedicarse a la repostería y la cocina, según contó.

González, vecino de Yabucoa y natural de Bayamón, se mantiene en contacto diario o de visita con el centro. En muchas actividades es él quien provee la comida, como la de ayer, que consistió de un oloroso arroz con gandules con tocineta, pasteles de masa y pavo, además de flan de queso porque "a las secretarias no les gusta el cheesecake", dijo el cocinero con una sonrisa.

"González es la confirmación de que no es cierto que el adicto está condenado el resto de su vida a ser un adicto. Puede volverse una persona útil para la sociedad"...

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