Ejercicio para el Parkinson

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

"Ejercicio, ejercicio, ejercicio". Lo repite una y otra vez la neuróloga Carmen Serrano Ramos, quien tiene una clínica para atender a los que padecen ese mal y hace investigación en el Recinto de Ciencias Médicas, de la Universidad de Puerto Rico.

Que caminen, que corran bicicleta, que naden, que tomen clases de acuaeróbicos, de Yoga, de Tai Chi y hasta de baile. Toda actividad, claro, depende del estadío en que se encuentre el paciente, ya que una persona a la que le esté comenzando el mal podría correr bicicleta, mientras que uno en estadío intermedio, quizás necesitaría usar la bicicleta estacionaria.

"Tengo pacientes que llevan 10 años con Parkinson y siguen trabajando", declara la experta para ilustrar el bienestar y el efecto preventivo que puede ofrecer tener la disciplina de mantenerse activo. La neuróloga explica que la actividad física ayuda a la persona a manejar los problemas de movimiento y, a largo plazo, retrasa la progresión de la enfermedad, ayuda a fortalecer los músculos y a mejorar el balance, entre otros.

Serrano aclara, sin embargo, que el ejercicio no es todo; es parte de un tratamiento multidisciplinario que integra medicamentos, ejercicios, nutricionista, terapias del habla (cuando se requiere), terapia ocupacional y física, y consultas con un trabajador social y un sicólogo, además de las visitas al neurólogo.

Explica la neuróloga que el Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta el movimiento, el control muscular y el balance, entre otras cosas, y que es resultado de una deficiencia del neurotransmisor dopamina. Es el segundo desorden neurodegenerativo más común después del Alzheimer.

Hasta ahora, no tiene cura y es más común en personas de 60 años o más. En un 15% o 20% de los casos hay un componente genético. También hay unos factores ambientales y de medicamentos, que pueden adelantar la muerte de las neuronas que producen la dopamina.

En el 85% o más de los casos, el diagnóstico se hace a base de los síntomas de la personas, explica Serrano. Los síntomas más característicos son: temblor de las manos mientras están en descanso (sin hacer nada), rigidez muscular, lentitud en movimiento y pérdida de balance al caminar. La persona puede presentar uno o más de estos síntomas.

Otros síntomas que también se presentan son: la pérdida de la expresión facial, que ocurre antes de que se presenten los problemas motores; y un cambio en el patrón de escritura...

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