El ELA y la sanguijuela

ANTONIO QUIÑONES CALDERÓN

ESCRITOR Y PERIODISTA

Tantos años de coloniaje, desde luego, han tenido sus efectos en las mentes de los fanáticos del muñeco de paja del ELA y en las de los agradecidos de las migajas que caen de la mesa colonial. (Don Luis Rechani Agrait decía: "La colonia perfumada que tenemos en Puerto Rico no necesita explicaciones, porque los que se benefician con ella la encuentran deliciosa").

Así que el 6 de noviembre los puertorriqueños tendremos la oportunidad por primera vez de decirle no a la colonia y expresar nuestra preferencia por una de las tres fórmulas de estatus: la estadidad, la independencia o la libre asociación, fórmulas políticas permanentes, no coloniales y no territoriales. De triunfar la de mi preferencia en la consulta, aplaudiré a rabiar, pero también aplaudiré, respetaré y acataré cualesquiera de las otras dos que resulte con el mayor apoyo del electorado.

El "bottom line", como dicen en Añasco, es la oportunidad que se ofrece al pueblo, y éste debe aprovechar, para derrotar la infamia del coloniaje estadolibrista marcando "no" en la primera pregunta.

Ahora bien, ya que por razón de un inexcusable arte legislativo la fórmula de libre asociación estará identificada en la papeleta de la consulta como "Estado Libre Asociado Soberano", desde ya debe quedar meridianamente aclarado que de éste triunfar, será la libre asociación el estatus a ser negociado con Estados Unidos.

La contundente evidencia del estado colonial en que se asienta el ELA actual -política, jurídica y constitucionalmente- ha sido expuesta tan ampliamente en este y otros numerosos espacios, que no es de rigor repetirla. Aunque no la quieran aceptar los fanáticos del coloniaje; aunque tengamos que observar, con vergüenza ajena, cómo, aunque sean pocos, hay aún actores de la presente generación empeñados en transmitir a sus futuras generaciones la reverencia por la política de la mano extendida, la del territorio pedigüeño, la de la aceptación de la ausencia de franquicia electoral de casi 4 millones de ciudadanos estadounidenses; la del sometimiento a leyes que afectan nuestras vidas...

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