Elegía

Rosa Mercado

"Yo quiero ser llorando el hortelano, de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano".

Un hombre se suicidó saltando al vacío del piso 6 ó 7 del Departamento de Hacienda. A pie de página, los comentarios, algunos mordaces, crueles los más. Cuando a la noticia del suicidio se sumó el conocimiento de que era un abogado, llovieron los comentarios de odio. Uno me llamó poderosamente la atención: que a lo mejor el difunto había hecho tanto dinero el pasado año, que no quería pagar.

¡Si la gente supiera lo difícil que es para la inmensa mayoría de nosotros sobrevivir en esta isla! No somos ricos, no tenemos contratos con nadie, la crisis nos ha tocado igual que a todo el mundo o peor.

Peor, porque el derecho a la propia representación se le ha mercadeado a la gente como el alivio a todos sus males. Peor porque el propio sistema de justicia no solamente nos quita el pan de la boca, sino que complica el trabajo de los jueces. Peor por lo mal representada que se encuentra la profesión en algunos legisladores y en dos o tres abogados y abogadas reconocidos que son un calco del estereotipo de abogado de la novela "Garduña". Peor por la falta...

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