Elogio de la tolerancia

Por Carmen Dolores Hernández

FOTOS POR MARIEL MEJÍA ORTIZ

El trasfondo complejo de la segunda mitad del siglo XVI en Francia define el libro. Fue un momento de guerras de religión, de intransigencias entre católicos y hugonotes (o protestantes), de luchas por el poder. El infortunado Enrique III de Valois, hijo de Catalina de Médicis, fue asesinado, al igual que su sucesor, Enrique IV, primer Borbón de Francia, quien -al convertirse, obligado, al catolicismo- dijo: "Bien vale París una misa".

La figura principal es Montaigne, señor de un feudo en Burdeos, hombre de letras y también de corte, con un talento extraordinario para la conciliación y el compromiso, la tolerancia, el equilibrio, la racionalidad. Amigo y consejero de los dos Enriques, su influencia moderadora fue instrumental para la firma, en 1598 (tras su muerte), del Edicto de Nantes, que puso fin a las sangrientas guerras de religión en Francia. A pesar de ello, su talante ha sido malinterpretado por historiadores franceses como Jules Michelet, cuyas opiniones cita Edwards frecuentemente para oponerse a ellas.

Con un estilo pausado, con amplios conocimientos históricos...

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