El embrujo de un corcel

Por Rafelli González

Especial El Nuevo Día

En un ambiente de paz y rodeados por la bella naturaleza del bosque ecuestre La Sebastiana, en el parque Julio Enrique Monagas, de Bayamón, un grupo de niños cabalga, cepilla y hasta baña a los caballos que se alojan allí, mientras otros realizan piezas de arte con pintura y otros materiales.

Según estudios, los caballos son animales que poseen un sistema sensorial muy desarrollado y se ha probado que su calor corporal, sus impulsos rítmicos y su patrón tridimensional de marcha inciden en las aéreas psicológicas, físicas, ocupacionales, comunicativas, entre muchas otras, de los humanos.

La directora del proyecto y creadora de la Fundación Carrusel, Marta Jaraiz, explicó que la propuesta surgió en el 2011 a través de su fundación por lo que solicitó participantes del Departamento de Educación y su transportación hasta el parque. Lo que comenzó como un plan piloto se ha convertido en un proyecto formal financiado con fondos nacionales y federales por el Consejo Estatal sobre Deficiencias en el Desarrollo.

"Los resultados han sido impresionantes, ha habido muchísimos cambios a nivel psicosocial, autoestima, seguridad, relaciones interpersonales y a nivel físico en cuanto a postura, coordinación y otros factores. Los resultados se han ido por encima de lo esperado", sostuvo Jaraiz quien fue la autora del denominado 'Proyecto de Transición a la Vida Adulta a través de la Equinoterapia y...

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