El emisario predilecto del destino

NORMA BORGES

nborges@elnuevodia.com

Dice que el Sol lo saludó cuando nació. Coincidieron, de hecho. Se levantaron juntos ese 9 de marzo. Por ello Walter Mercado está convencido de que llegó para iluminar, dar calor, brillar en el firmamento y abrazar a la humanidad en un solo pensamiento de paz y amor.

Según el zodiaco es pisciano. Otra situación que lo determina, asegura, porque vio la luz muy cerca del mar. Luego lo llevaron a la finca El Real de Ponce donde, recuerda, vivían "sabios jíbaros agricultores" que también miraban al astro Sol y a la Luna antes de enterrar una semilla. "Todo dependía de las fases y las posiciones con relación a los árboles frutales que crecían en la finca". En este contexto creció, se educó y se especializó, hasta convertirse en uno de los astrólogos más famosos del continente. Si no el que más.

La casa en la que creció la recuerda perfectamente. "Era una casona muy abierta, con un patio lleno de flores, amapolas, cultivos de guayaba. Los muebles de la casa eran todos en pajilla, hechos en Puerto Rico", rememora y añade: "Era un chico enfermizo. Mira, me dio hepatitis, pulmonía, tenía un soplo en el corazón y anemia. Imagínate. Vivía sepultado en la casa".

Además era tartamudo. "Me crié solo, era extremadamente tímido, muy meditativo", cuenta. Cuando no se embelesaba mirando a las estrellas, se la pasaba rebuscando en la biblioteca de sus padres. "Mamá, Aida Salinas, era una mujer exquisita, muy culta que se entretenía escribiendo poesías. Y mi padre, José M. Mercado, era estricto, disciplinado, pero también muy sensible", recuerda.

No obstante, fue su abuela, Elisa Salinas Vidal, la que marcó su vida. "Abuela era una gran dama, como las de antes. Una catalana criada en Francia, que viajó el mundo, se casó y vino a vivir a Ponce. Me parece verla tirada en un 'chaise longue', luciendo aquellos trajes de cuello alto. Se cortaba el Tarot todas las mañanas".

Fue ella quien identificó las capacidades esotéricas de su nieto. "Veía cosas desde muy chico, sin entenderlo. A veces le decía a mamá: '¿Qué hace ese ataúd al lado de la señora?', y ella me pedía por favor que me reservara los comentarios. Que no estaba bien", narra el astrólogo gesticulando y sonriendo.

Fue también Elisa quien lo mandó a Cuba, a casa de su otra hija, para que lo viera una curandera. "Allí me sometieron a unos baños que hasta el sol de hoy. Se fueron todas mis enfermedades". Menos la tartamudez. Ésa se la curó Bhagwan Shree Rajneesh (Osho)...

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